Gitana

Notificación virtual: el “Modo Vacaciones” de WhatsApp vuelve a cambiar de nombre. Ok.
Notificación real: hay una gitana sentada en la entrada del autoservicio, ya lleva semanas.
Siempre arropada de más, sin importar la estación del año, con olor fuerte a anís y ese griterío constate con todo, y pobres los que pasen a su lado. Insoportable la señora.
“Todo el mundo prevé, o trata de predecir, el futuro. Interrogarse sobre el mañana forma parte de la vida, de los negocios; todos lo intentamos hasta donde es posible. Pero el proceso de previsión del futuro debe basarse necesariamente en el conocimiento del pasado. Lo que vaya a ocurrir tendrá forzosamente alguna relación con lo que ya ha ocurrido”.
El cotorreo de la gitana se parece bastante al discurso político (disfrazado de academicismo) del presidente de la Asamblea General en cadena oficial por los altoparlantes. 
Tarde o temprano todo se sabe en el hervidero, la gitana resultó no ser otra que la madre, la tía o la abuela, no me quedó claro la filiación, del nuevo vendedor que todos pensábamos que era de origen buriato. Ahora ya sabemos por qué entra y sale, y también sabemos qué esconde ella debajo de tanta ropa. ¿Acaso alguien pensó en denunciarlo al señor jefe? Por supuesto que sí, nada que nos guste más. Pero es imposible hasta el momento agarrarlos con el contrabando alimenticio en las manos. Siempre algo anormal entorpece la captura in fraganti.
Suponemos que se debe a que la gitana realmente sí ve el futuro y se adelanta a la jugada.

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