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Mostrando las entradas de enero, 2023
Celoso Nadie está aburrido, todo es aburrido, pero siempre puede complicarse. Por ejemplo, cuando llega un operario recomendado por el Instituto Nacional de Empleo. Un inútil.   Tratado con alegría, distensión y cariño in extremis por parte del señor jefe (por conveniencia). Mucha cháchara entre estos dos, deberían saber que el aire espirado se pierde normalmente. La luna de miel se termina cuando llegan los 38°C al hervidero y el jefe le pide que siga pegado a la Bakery Oven Bread Machine , descongelando la carne, y que olvide la hora de descanso, porque es un día muy complicado para todos y hay mucha gente esperando. Va a finalizar su discurso con un “nadie triunfa sin esfuerzo” y una palmada en la espalda. El amor al prójimo: ¿crudo, cocido? Sangre. Dos caras, ¿quién no las tiene? Como el alemán Ernst Jünger, que por un lado te inventa el método para destripar con una bayoneta, y por otro, se dedicaba a estudiar mariposas; hasta hay dos especies de mariposa que llevan su nombre. 
No fun, no ice  Cada cierto tiempo en mi ronda nocturna de recoger la basura por los diferentes sectores del búnker me sorprende una botella de whisky vacía en el fondo de la papelera de las oficinas de la administración. ¿Qué curioso, no? ¿De dónde sacan el hielo para los tragos? ¿Serán adictos al café irlandés? Hay muchas personas sensibles que hacen hermosos portalámparas con las botellas de alcohol, pero en la administración es difícil encontrar seres sensibles. Tampoco tienen tiempo de hacer manualidades, supongo. Nueva semana, nuevos desafíos, como le gusta decir al jefe de sección. Ahora el salón principal cuenta con un nuevo piso de parquet, siguiendo todas las normativas técnicas, llamado “skating” de madera, muy barnizado. Y en tiempos de literalidad pusieron a patinar al personal novicio de atención al cliente. Todos sabemos el final de los patinadores ¿verdad? pero a nadie le importa, cada tanto es bueno un poco de adrenalina a nuestras vidas medidas en cuotas. Un par de no
Puro humo “Lo que prometas bajo la luna, cúmplelo al salir el sol”, letra chica, préstamos bancarios. Un nuevo guardia de seguridad, también del Caribe, la venta de chicles sigue su marcha. El olor a cloruro de fenacilo me da la bienvenida laboral. “¿Es el que cobra el salario mínimo el esclavo moderno?” pregunta un grafiti en la puerta del trabajo, que alguien nuevo deberá limpiar o por lo menos lo van a hacer perder toda la madrugada en esta misión absurda. A los anticapitalistas les gustan las pirámides, pero no les gustan los esclavos. Contradicciones. En el salón principal todo es armonía, paz y felicidad.  Una higiene infrecuente en los cubículos del subsuelo que me hace dudar si no estoy delirando de fiebre o me tragué un chicle sin darme cuenta.  La panacea tiene su explicación: una clase sorpresa de pilates, bueno no sé si era de pilates, para el personal nocturno. Muy sospechoso todo.  El proletariado en colchonetas azules (algunos aprovechando a cabecear) buscando la plenitu