Olfato

“Maldición” no es una expresión verdadera o falsa. En el hervidero nunca faltan los metafísicos, pero si hay algo que nos sobran son los faranduleros.
Uno de los vendedores con la mopa en la mano me dijo que las ocho mil réplicas de terracota de la dinastía Qin Shi Huang parece que no eran guerreros sino empleados de una franquicia de la antigüedad, muy similar a esta, funcionando bajo tierra para el emperador.
En su parloteo también dijo que uno de los principales requisitos para ser arqueólogo es tener muy buen olfato, parece que el olor de la tierra que no ha sido removida por siglos tiene un aroma intenso. Yo escucho y muevo la cabeza como asintiendo, por si es otro esquizofrénico.
Por precavido prefiero no contestar sandeces, nunca se sabe quién será tu jefe de turno pasado mañana. Todo puede suceder, dependemos del Promedio Industrial Dow Jones.
Las dinastías chinas son un verdadero entrevero que no se entienden ni googleando. Hasta los mongoles te la llevo, aunque también son un lio bárbaro con los merkits, tártaros y uigures, pero después se me confunde, o se me calienta el celular y se corta el wifi del baño de servicio.
Habrá que esperar qué depara el futuro, qué emperador nos entierra, qué agricultor descubre este agujero y qué arqueólogo es sensible a las fragancias de la fritura.

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