Magos no

La verdadera vida. En los baños la ética de la responsabilidad viene por el piso. No hay papel.
No le temo a la muerte, pero sí le tengo pavor a los magos. Siempre con esos trucos siniestros, entre sus dedos finos, y lo que me pone más tenso es cuando comienzan a interactuar con el público del salón principal, preguntando numeritos o palabras en una libreta roja para terminar, como siempre, rompiendo una carta de corazones que luego aparece en el bolsillo del tío panzón del cumpleañero. Llamar a esto patético ya es un elogio.
Aquello de los conejos no se usa más, con la guerra planetaria los bichos escasean y alimentarlos al precio de la zanahoria no es para cualquiera y menos para estos magos con trajes prestados.
Anaxágoras afirmaba que el hombre era el más inteligente de los animales por tener manos, pero lo lógico es decir que recibía manos por ser el más inteligente.
Igual todas estas cosas se decían antes de Cristo, después de Pascua cuando apareció el resucitado (como por arte de magia) fue todo bastante diferente, empezando por los contratos laborales de los apóstoles, que los mandó a evangelizar el mundo sin viáticos.

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