Piano

Medianoche en un mundo roto, la economía no se puede parar. ¡Papas hay que fritar!
En el desorden de los preparativos de otro triste cumpleaños infantil, se robaron el órgano de 76 notas Yamaha PSR EW310, propiedad de los animadores, estaba en el escenario desmontable del salón principal, según dijo la pareja indignada de escuálidos arlequines.
Voy a hacer un pronóstico:  en medio de farsantes, puede pasar cualquier cosa.
Rápidamente olvidamos todo lo aprendido en recursos humanos sobre los buenos modales.
Es la hora de la performatividad del escándalo: corridas, gritos, llamadas en alta voz, mentiras por todos lados. Se sugiere no pasar por los baños en ciertos momentos, puede haber uno llorando, otro medicado o lo más asqueroso de todo: escuchar ronquidos nocturnos impropios.
Primero hubo cacheo en los pasillos, luego revisaron los lockers y las mochilas, alguien propuso el tacto rectal, puede parecer algo ridículo, pero acá hay mucha creatividad, no hubo cuórum.
Como para distender el momento, “¿Se acuerdan cuando los pianos de cola eran protagonistas en nuestros livings comedores?”, preguntó nostálgico el encargado de turno. Nadie sabía de qué corno estaba hablando. Yo tampoco me acuerdo, puse cara de nada.
Rompecabezas: Si no encuentran al ladrón, ¿nos van a descontar el maldito piano del sueldo?

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