El espectro de la vaca loca 

No es buena cosa comer en el trabajo y mucho menos comer a escondidas, sobre todo porque en la oscuridad del almacén uno no sabe lo que termina llevándose a la boca. Lo sabemos.
Eso fue lo que le pasó al novato que se convirtió en el primer operario fosforescente. ¡Por supuesto que lo amonestaron, faltaba más! Pero a su regreso continuaba la fosforescencia y no quedaba otra que acostumbrarse, lo bueno del hervidero es que somos seres sensibles y nos adaptamos a todo rápidamente. 
Para no distraer lo aislaron, lo pasaron a la manipulación de vegetales en el depósito en horario nocturno. Ni alegre ni triste, aceptó el nuevo desafío en la oscuridad. Maleabilidad laboral de plastilina.
Es el azar el que hace que los dados caigan como caen.
Lo llamaron de la administración, dicen que dicen, porque la empresa quería registrar una patente. Otras versiones aseguran que era papelerío para evitarse un juicio millonario.
La palabra oficial, la de la gerenta, es que lo contrataron de Hollywood para interpretar al joven Prometeo.

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