Magma

Ya no hay metáforas de nada, ni chistes verdes, hasta hay un libro llamado Memestética que venden por internet, en euros. La última vez que vi un euro fue en una publicidad de lentes.
Siempre fuimos conscientes, no sé si tanto, de que trabajar en el búnker era como ser espeleólogo dentro de una caverna, pero de ahí a pasar a una guía de espeleología se les fue la mano. Tarde o temprano las medidas tomadas en Davos terminan repercutiendo en esta sucursal, y esto no es ninguna novedad, sucede desde la época de la Sociedad Mont Pelerin.
Mientras los efebos repasaban en voz alta punto a punto la Guía, intentaba dormitar un poco y también hacer las cuentas de las cuotas por pagar y solamente recuerdo el comienzo de algunas frases: “Las pruebas de carácter específico son las que vienen determinadas”, “aporta a la preparación técnica, física y psicológica del espeleólogo responsable”. “Espeleosocorro”.
Esta instrucción puede parecer muy descabellada, si bien todo en esta empresa es medio irracional, nadie quiere terminar como aquellos adolescentes del equipo de fútbol atrapados en la cueva Tham Luang NangNon con un entrenador borracho completamente desquiciado.
Es mejor leer, asumir y normalizar los riesgos laborales, pero sobre todo evitar calentarse con las preguntas boludas como, por ejemplo: si hay probabilidad de encontrar oro o piedras preciosas en el abismo del depósito.

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