Pasan las noches en el mostrador, pero hay gente que sigue sin entender las enseñanzas de Esto no es un pipa, el cuadrito de René Magritte, de 1928 más o menos. Voy a googlear.
Según publica hoy el diario, en su nota central de tendencias, nuestra compañía ha grabado un video en el que revela por qué las hamburguesas que se sirven en sus sucursales no son tan apetecibles visualmente como las que aparecen en la cartelería. En dicho video la directora de marketing explica, sin que se le mueva un pelo: la hamburguesa comprada es más pequeña porque al cerrar la caja aún está caliente y crea una nube de vapor que contrae el pan, mientras que la creada para los anuncios es más grande, jugosa y muestra todos los ingredientes por los bordes, porque se somete a un auténtico proceso creativo con programa de retoque de imágenes incluido.
Carcajada general en el búnker luego de ver el video en Facebook. Esa señora sensual y fashionista no tiene nada que ver con la empleada de marketing de nuestra empresa, siempre despeinada, de alarmante rostro sudoroso y empastillada 24/7, manteniéndose siempre al borde del colapso mental gracias al vaso grande con pajita, chupando algo que todos sabemos que no es gaseosa precisamente, y el cual está pegado a su mano durante toda la jornada. Incluso lo lleva al baño.
Tampoco la supuesta flacucha hamburguesa-real del spot es la que se sirve en el salón principal. ¿De dónde salió tanta carne?

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