Niño o niña

¿Dónde venimos cuando venimos “al mundo” ?, pregunta Sloterdijk con preocupación.
Todo trozo de pan será horneado y azucarado, convertido en un muñeco de jengibre para las nuevas generaciones, microorganismos criados en el pelotero, que no saben lo que es jengibre. Sus madres, por lo general madres solteras, tampoco saben la canción del muñeco.
Los cumpleaños infantiles: los niños lloran, las niñas lloran, los bebés vomitan, las madres gritan, los padres gruñen, los abuelos sacan fotos en sus tablets con funda protectora anticaídas.
Cenicienta, el príncipe y una bruja, los animadores contratados especialmente. 
Son en realidad tres empleados que trabajan en horario nocturno frente a la Fryer Machine. Nadie entiende el cuento porque se hace una performance corta, quitando parte de la historia. Mejor para todas y todos. Si al fin y al cabo vienen por el pelotero y los globos amarillos.
Problema son los niños cleptómanos, agárrate porque viene la curva, comienza la guerra entre sunitas y chiitas por los regalos hurtados. Esa son guerras que hay que vivir para contarlas.
El estreñimiento de los niños por la falta de suministro de líquidos con exceso de azucares (no incluidos en el presupuesto del catering) no es de nuestra competencia.

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