En casa
Vida, espacio y tiempo.
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Ese fue el resumen para matar la mañana libre en el hogar, del latín focus.
A la tarde se me ocurrió una idea genial: hablarles a las plantas de mis intereses personales. Pero no tengo plantas.
La que riega las plantas compulsivamente y les habla es la vecina. En realidad, no les habla a las plantas, le habla a su gato o gata, enterrado en la maceta horizontal marrón de helechos, protagonista absoluto de su balcón de vidrio templado. No tuve ni tengo cortinas. Ni tendré
Forma de conejo, mirar las formas de las nubes siempre me pareció una reverenda pelotudez.
Redescubriendo los muebles, algunos tienen fundas ¿o son así? La imposibilidad de armar esa biblioteca, de madera de Brasil, ya fue asumida. Tampoco tengo ropa de cama para llevar al lavadero porque no duermo en casa, o duermo en el sillón sentado para no perder tiempo de sueño. No hay llamadas importantes que esperar del teléfono fijo. Y si suena tampoco lo atiendo por miedo a que sea una promotora de préstamos en efectivo, de esas chicas que hablan sin escuchar hasta terminar de leer el speech. Parlamento desde el infierno ecuatorial.
¿Qué sería el tiempo sin trabajo? No veo la hora de volver y ser una materia prima.
Hoy todo pudo ser mejor pero la época de las iguanas domésticas también ya pasó de moda.
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Ese fue el resumen para matar la mañana libre en el hogar, del latín focus.
A la tarde se me ocurrió una idea genial: hablarles a las plantas de mis intereses personales. Pero no tengo plantas.
La que riega las plantas compulsivamente y les habla es la vecina. En realidad, no les habla a las plantas, le habla a su gato o gata, enterrado en la maceta horizontal marrón de helechos, protagonista absoluto de su balcón de vidrio templado. No tuve ni tengo cortinas. Ni tendré
Forma de conejo, mirar las formas de las nubes siempre me pareció una reverenda pelotudez.
Redescubriendo los muebles, algunos tienen fundas ¿o son así? La imposibilidad de armar esa biblioteca, de madera de Brasil, ya fue asumida. Tampoco tengo ropa de cama para llevar al lavadero porque no duermo en casa, o duermo en el sillón sentado para no perder tiempo de sueño. No hay llamadas importantes que esperar del teléfono fijo. Y si suena tampoco lo atiendo por miedo a que sea una promotora de préstamos en efectivo, de esas chicas que hablan sin escuchar hasta terminar de leer el speech. Parlamento desde el infierno ecuatorial.
¿Qué sería el tiempo sin trabajo? No veo la hora de volver y ser una materia prima.
Hoy todo pudo ser mejor pero la época de las iguanas domésticas también ya pasó de moda.
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