Sitiada
Hace tres noches que estamos en la sucursal sin poder salir. Llévate Dropbox contigo dondequiera que vayas, dice la publicidad digital.
A través del techo, con paneles aislantes de poliuretano inyectado, se escuchan destellos de otro mundo. Asonadas en la vía pública. Dicen-que-dicen los noticieros algo sobre la ciudad sitiada, no veo televisión, no tengo tiempo ni televisión.
Vivimos en tiempos interesantes, como expresan los chinos y los curadores de arte.
Si murieses y pudieras reencarnarte, ¿qué serías?, me pregunta un vendedor, con total seguridad le contesto: una botella de plástico, flotar en el mar de día y dormir en la playa a la noche.
Pero la economía no se puede parar y por suerte, gracias al delivery, siempre vamos a tener trabajo. Instinto de supervivencia, el ser humano no para de comer hasta que se muere ¡Y para eso estamos nosotros!
Hamlet de bolsillo: "El tiempo está fuera de quicio". ¿Quién te conoce príncipe de Dinamarca? Nosotros somos la generación domótica.
Hace tres noches que estamos en la sucursal sin poder salir. Llévate Dropbox contigo dondequiera que vayas, dice la publicidad digital.
A través del techo, con paneles aislantes de poliuretano inyectado, se escuchan destellos de otro mundo. Asonadas en la vía pública. Dicen-que-dicen los noticieros algo sobre la ciudad sitiada, no veo televisión, no tengo tiempo ni televisión.
Vivimos en tiempos interesantes, como expresan los chinos y los curadores de arte.
Si murieses y pudieras reencarnarte, ¿qué serías?, me pregunta un vendedor, con total seguridad le contesto: una botella de plástico, flotar en el mar de día y dormir en la playa a la noche.
Pero la economía no se puede parar y por suerte, gracias al delivery, siempre vamos a tener trabajo. Instinto de supervivencia, el ser humano no para de comer hasta que se muere ¡Y para eso estamos nosotros!
Hamlet de bolsillo: "El tiempo está fuera de quicio". ¿Quién te conoce príncipe de Dinamarca? Nosotros somos la generación domótica.
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