Noche luminosa
¡Con mucha energía! brilla el logo corpóreo luminoso sobre la fachada, con su amarillo rabioso, se eleva al infinito y gobierna sobre todas las estrellas del firmamento, es lo bueno que tienen las noches de luna nueva. Ella se oculta para que resplandezcan las cosas importantes de nuestro querido planeta Tierra.
Un grupo de vendedores comiendo chicle, cabeza en 90 grados mirando el icono luminoso como hipnotizados. Lo primero que pensé es que para variar les estaba haciendo efecto el chicle mezclado con Gatorade, pero no, las noticias de la jornada laboral venían por otro lado mucho más oscuro y político, en términos medioambientales.
Ya no me importaba entrar tarde porque cada vez había más personal saliendo a mirar el espectáculo espeluznante y futura pesadilla del equipo de comunicación y prensa de la empresa en los próximos días.
La villana: la araña blanca. Un ácaro bastante jodido que siente fascinación por el color amarillo, es como un imán para ella, construyendo una gigante telaraña entre los arcos dorados del luminoso.
La araña llegó importada junto al tomate, que viene en barco de no sé dónde, y mejor no preguntar ciertas cosas. Los empleados aterrorizados repiten como loros “calentamiento global”, transpirando sus camisas. Pero esto no es lo peor, gracias a la melitofilia, también estaríamos esperando la llegada de abejas del norte que son igualmente fans del amarillo.
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