Pervertidos

Hay cosas que siempre están volviendo; por ejemplo: Los Beatles (con alguna vieja cinta pedorra restaurada o los escándalos millonarios del arte contemporáneo. Sotheby's).
El escándalo del día es otro clásico que no para de volver: la carne sintética.
¡Por supuesto que vendemos carne sintética! ¡Felicidad!
En realidad, vendemos todos los tipos de carne que el cliente pretenda comprar. Siempre, siempre, respondemos afirmativamente, agregándole amorosamente que es el menú Gold, o menú Premium o Big Special Day, etcétera, etcétera. Hay que verles las caras de felicidad cuando les ofrecemos nombres rimbombantes que materializan sus deseos más oscuros y perversos, ¡quieren todo grande! Por algo llegan hasta la sucursal apenas vestidos, se les nota el camisón debajo del gamulán a las dos y media de la mañana. Algo les falta en sus hogares y no estamos hablando de carencias en la heladera precisamente.
La bendita carne es la misma para todos los menús, es la que llega congelada en grandes y sucios contenedores portuarios desde el otro lado del mundo. La verdadera y única diferencia son los aderezos, que también vienen de los barcos coreanos, con los cuales saborizamos la carne antes de meterla en los dos panes aún calientes, y que le otorga esa sensación de recién horneado que tanto le gusta a los insomnes.

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