La fiesta ha terminado

Barrer, limpiar, purificar. El mocoso degenerado ha prendido la televisión del Salón principal. Parece que la empresa responsable de aquel auto lanzado al espacio, que giraba alrededor de la tierra, ha abandonado la misión. Pero el coche seguirá rotando, dijo alegre la periodista, al menos hasta que exista la gravedad. Habrá que esperar otro capítulo galáctico.
Por alguna razón, tal vez la pérdida de sales y electrolitos por tanto calor, el responsable de la máquina de batidos se desmayó. Elasticidad: permaneció parado pero su torso quedó literalmente colgando hacia la calle, parecía una marioneta.
El supervisor laico y piadoso llamó a su familia, ya que la cobertura médica de la franquicia no cubre el horario nocturno. En realidad, es por su bien, de lo contrario se lo deducirían del sueldo. Alguien deberá hacer doble turno. La banca gana siempre.
El número de mesas a desinfectar en el Salón principal es infinito, pero prefiero verlas como bodegones, restos dejados por los bisnietos de los surrealistas.
No soy el único en mirarlo de esta manera, hay un funcionario del almacén, estudiante de Bellas Artes, que junta la chatarra para hacer manualidades (eso dice él)
La frutilla de la torta – Saldo de datos insuficiente.

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